Tal y como le ocurriera a Blaise Pascal durante una larga existencia vivida dentro de los límites de una razón humana que impide la comprensión de lo Divino, no es hasta que el Espíritu de Dios vivifica la letra de las Escrituras dando “certidumbre, sentimiento, gozo, paz y lágrimas de alegría” que se llega a comprender que “el corazón tiene razones que la razón ignora” . Hasta ahora hemos venido hablando a la razón humana desde el Espíritu con contenidos y conceptos que la razón entiende, para poder, en adelante, hablar al Espíritu, pues, como bien decía Pablo de Tarso a quienes le escuchaban por primera vez: “no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Kristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque aún no podíais asimilarlo; ni todavía lo podéis, pues aún sois carnales. Si hay entre vosotros envidias y discordias, ¿no es porque todavía sois carnales y vivís a lo humano?” (1Cor 3:1-3). Así pues,...