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11 (y IV) Que debes Estar en el Cielo para Ser en la Tierra como en el Cielo

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            IV. “De entre millares de hombres es posible que uno se esfuerce en alcanzar la perfección; y de entre los miles que se esfuerzan, es posible que uno me conozca de verdad” (BG 7:3). “Entre el nacimiento y la muerte, tres de cada diez personas son seguidoras de la vida y tres de cada diez personas son seguidoras de la muerte. Y los hombres que simplemente transitan entre la vida y la muerte son también tres de cada diez. ¿Por qué esto es así? Porque se aferran a la vida apegándose a este mundo pasajero. Pero dicen que hay un hombre de cada diez que está tan seguro de la vida que ni los tigres ni los toros salvajes le rehúyen” (Tao 50). “Quien ama su vida, la perderá, pero quien aborrece su vida en este mundo, la guardará para la Vida Eterna” (Jn 12:25). Por eso, “muchos son los llamados y pocos los escogidos” (Mt 22:14),  porque pocos eligen el Camino de la Sabiduría de Dios para el Hombre que es causalidad de la causa de una vida Kríst...

11 (III) Que debes Estar en el Cielo para Ser en la Tierra como en el Cielo

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            III. Ninguna dificultad presenta entender la correspondencia entre esta sucesión de estados del Ser y las tres primeras acepciones de la definición de “estado” dada por la RAE que hemos transcrito al inicio de este capítulo y, por lo tanto, que todo en la vida es cuestión de estado. Si la causa (fin último buscado por el Hombre Krístico a través de la Sabiduría de Dios para el Hombre) es alcanzar la naturaleza de instrumento de la Gracia que es complacencia de Dios tal y como la describe Jesucristo en Lc 6 (y así se describe en cualquier Libro Sagrado), Dios hará de la causalidad aquello que es necesariedad de lo necesario para la conservación y prosperabilidad de esa causa, esto es, el estado de Paz de Dios que no turba el corazón ni tiene miedo (Jn 14:27), liberándolo de toda pre-ocpuación, tal y como lo describe Jesucristo en Mt 6 (y así se describe en cualquier Libro Sagrado - wu wei -), de modo que, siendo el trabajo del hombre “estar en e...

7 (IV) La Gracia: Causalidad de la Causa de lo Eternamente Eterno

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      IV. Quienes han conocido la Dicha Suprema de la Vida en la Gracia, entienden cuán muertos estaban antes y cuán muertos están los que no han alcanzado la dicha de la Gracia. Y por eso, ese imperativo categórico por el que el hombre, queriendo salir por él mismo del laberinto de la Ley, se imponía a sí mismo y pretendía imponer a los demás como Ley universal que él consideraba buena, deja de tener sentido, pues ha visto que ni tan siquiera era capaz de entender esa regla de oro que es la Ley y los profetas y que Jesucristo expresó como “hacer y tratar a los demás como quisiéramos que nos hicieran y trataran a nosotros” (Mt 7:12), pues, durante el curso de su vida en la Ley, nunca supo lo quería para sí (Rom 8:26-27). Antes de SER VIVIDO POR DIOS, el hombre bienintencionado busca por sí mismo el sentido y propósito de su existencia, devanándose los sesos para distinguir el bien del mal desde su corta perspectiva humana, sin tan siquiera llegar a comprender cómo hac...