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Ministros de la Palabra de Dios

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“ El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la faz de la Tierra son creadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es creado . De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas en cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe quitarse de ellas en cuanto para ello le impiden. Por lo cual …/… en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío …/… solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce al fin para el que somos creados " [1] . " A los ministros de la Palabra de Dios los quería tales, que, dedicándose a estudios espirituales, no se embargasen con otras ocupaciones: el predicador debe primero sacar primero de la oración hecha en secreto lo que haya de difundir después por los discursos sagrados; debe antes enardecerse, no sea que transmita palabras que no llevan vida ..., pues, son de llorar los predicadores que v...

BUENA VOLUNTAD NO ES DEBILIDAD

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Es un grave error confundir buena voluntad con debilidad. Debilidad es hacer o dejar de hacer algo por temor a los hombres o a las pérdidas materiales o personales, sin consideración alguna sobre las posibles pérdidas espirituales. Buena voluntad es hacer o dejar de hacer algo por Amor al Bien, sin temor a los hombres ni a las pérdidas materiales o personales, todo ello en aras de la preservación de la ganancia espiritual. En la Sabiduría de Dios para el Hombre, siempre obramos por A-mor y nunca por Te-mor [1] . Quienes ignoran la Sabiduría de Dios para el Hombre, quedan desconcertados e interpretarán como acto de soberbia la actitud del hombre para quien la Paz de Dios es innegociable [2] y que, en consecuencia, frente a quien no tiene capacidad de recibirla, se dará la vuelta sacudiendo el polvo de sus zapatos (Mt 10:11-14). “Por esto el Padre me ama: porque Yo doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que la doy libremente, pues tengo poder para darla y para volver...

Todo por A-mor y nada por Te-mor

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  El Bien es Amor al Bien Universal. Y Amar no es "abobamiento" [1] , sino trabajo consciente (Jn 5:17) que consiste en hacer y desear conscientemente el Bien Universal (Mt 7:12) en cualquier circunstancia, de modo que no sea nuestra voluntad (siempre e irremediablemente interesada y partidista), sino la infalible Voluntad de la Bondad Absoluta Universal de Dios (Lc 6:35) -por la que el Universo evoluciona conforme a sus condiciones finales [2] - la que actúa a través de nosotros (acción del Espíritu Santo). “Aquello que debe ser moralmente bueno, no basta con que sea conforme a la ley moral, sino que también ha de suceder por mor [3] de la misma” , porque, sólo cuando esto es así, " la Razón Práctica puede realizar su trabajo de buena gana" [4] . Y ello porque, entendiendo “causa” como Fin/Resultado buscado y perseguido [5] ,   "la causa está causada por aquello de lo que ella es la causa" [6] y por ninguna otra causa puede ser causada. Luego, aquello ...

(y II) Como los de los Árboles son los Días de la Digna Colonia de Hijos de Dios en la Tierra

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  Así es el trabajo de la Digna Colonia de Hijos de Dios en la Tierra (Jn 17): formando una sola cosa en Dios Altísimo y no siendo del mundo, desde la Quietud del Sal 131 que sabe que el alma es de Dios y que nos ha sido dada para cuidarla y mimarla “como a un niño en el regazo de su madre” hasta ser devuelta sin mancha a Dios, que nos la dio (Ecl 12:7), alejándola de lo que la perturba y llevándola a donde Dios mismo la conforta (Mt 10:11-14, Sal 23), su andadura temporal en este mundo tiene como único Fin mostrar al mundo la Bondad Absoluta de Dios Altísimo (Jn 17), sin buscar la alabanza de los hombres, sino la de Dios Altísimo (Flp 85, 2Cor 10:17-18, Jn 7:18) de modo que el mundo pueda querer conocer al Artífice de Su Creación (Sab 13:9, Prov 8) y recibir de Él la Gracia de la Vida Eterna (Jn 17:3).  Jamás imponiendo, pero siempre invitando a conocer la Verdad que hace Libre (Jn 15) y diciendo al mundo "alegraos en la Misericordia del Señor; no os avergoncéis de Su alabanza: ...

Los mundos sin Dios (y III)

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   Baste citar la siempre imbatible sabiduría de Jesucristo contenida en esta simple parábola del fariseo y el publicano: “A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: <<Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano>>. Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: <<Dios, sé propicio a mí, pecador>>. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido” (Lc 18:9-14).    Y éste y no otro es el sentido de la bienaventuranza del humilde (Mt 5:5); porque sólo...

12.3 (II) El Fin y los Medios

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      II. Y, así, ambas, causa y causalidad, tienen, cada una de ellas, su Fin y sus Medios: (1) el conocimiento de Dios Altísimo es medio para la prosperabilidad de la causa (progreso del hombre interior en el fin buscado) cuando ésta es servir a la Suprema Personalidad de Dios en nosotros mismos, y (2) la inmanencia (realidad física que nos envuelve) y la calidad de nuestras acciones son medio para la comprobación del estado y dirección de la causa y  cubrir nuestras necesidades y liberarnos de las pre-ocupaciones materiales (presupuestos de prosperabilidad de ese conocimiento de Dios).    No estamos en este mundo para hacer buenas obras y “cambiar el mundo” como medio para acercarnos a Dios, sino para acercarnos a Dios de modo que nuestras obras sean buenas. El mundo es “el gimnasio del alma”. Siempre lo ha sido y siempre lo será (Mc 14:7). Estamos aquí con el fin de buscar a Dios y, así, ser consumados en la Unidad, dejando atrás este mundo (Ap 12:...