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Mostrando las entradas etiquetadas como Camino de Perfección

13.4 (IV) En Espíritu y en Verdad

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            IV. Por eso, en el Camino de Perfección en la Gracia, la adversidad no es nada parecido a una lucha entre el bien y el mal, sino la simple puesta de manifiesto de aquello que le es adverso a la Perfección del Ser por una sencilla cuestión de desorden o caos (Gn 1): que no hay nada malo, sino en el orden equivocado en nuestro Ser. Y esta nueva vía de conocimiento se abre al Ser cuando la razón humana adquiere consciencia del Espíritu que la gobierna de manera que pueda y sepa elegir consciente y sabiamente lo que ha de estar por encima de ella y lo que ha de estar por debajo de ella.          Y esto, queridos amigos, es ese signo de vuestro Padre en vosotros que es un movimiento y un reposo . El primer reposo que, tras el primer movimiento, proporciona el Espíritu Santo: “Ved con vuestros propios ojos qué poco he trabajado yo y qué gran descanso he encontrado” . Tan sólo desde que le entregamos el gobier...

6 (III) La Libertad: Nacimiento a la Causalidad de la Causa de lo Existenciable en lo Eterno

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    III. Y lo que se nos pide es que, renacidos y liberados del karma del pecado que nos impedía salir del laberinto de la Ley por nosotros mismos, nuestra vida transcurra en la Krística de una Razón Pura que ya no sólo escucha “a ratos” la Sabiduría de Dios para el Hombre, sino que sólo hace lo que escucha del Padre, y, por lo tanto, nada hace por su cuenta, sino que dice lo que el Padre le enseña (Lc 6:46-49 y Jn 8:28-29).    Porque este renacimiento del Hombre libre de pecado es una Gracia temporal que es condición de existenciabilidad en el Reino de los Fines, pero que deja de serlo en el momento en que se aparte de Sus Enseñanzas, volviendo a los mundos de la Ley hasta “pagar el último céntimo” (Mt 18:21-34, Jn 5:14) de todo aquello de lo que, gratuitamente (por pura Gracia), había sido liberado por Dios con el único propósito de ser perfeccionado para su existencia en el Reino de los Fines ( “hacer buenas obras, que Dios de antemano preparó para que nos ejer...

6 (I) La Libertad: Nacimiento a la Causalidad de la Causa de lo Existenciable en lo Eterno

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“La causa está causada por aquello de lo que ella es la causa” [1] .    I. “El que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios” (Jn 3:3), y quien nace de nuevo, nada sabe (Gal 6:3 y 1Cor 8:2-3), sino que comienza a saber de Dios mismo, por Él, con Él y en Él.    Kant, al tratar de convencer a quienes verdaderamente ansiaban ocuparse de la metafísica, decía que “es imprescindible interrumpir por el momento su trabajo, considerar todo lo ocurrido hasta ahora como si no hubiese ocurrido , y ante todo plantear primeramente la pregunta: <<si algo así como la metafísica -como ciencia de lo posible y no como un mero y caprichoso “filosofar” (dialéctica) - es, en general, al menos, posible>>” [2] .    El hombre sólo sale del seol de la Ley comprendiendo que “para el hombre es imposible, pero no para Dios” (Mc 10:27) y pidiéndole “concédeme la Gracia de Tu visión pura y dame la Vida conforme a Tu Palabra, pues Tu Palabra es Verdad. Hágase Tu Vol...