Séame dado otro alumno como tú

Veo constantemente al Espíritu Santo aletear sobre la gente, derramando indistintamente sobre ellos Sus Bendiciones , tal y como Dios hace salir el sol y la lluvia sobre todos por igual, y escudriñando sus corazones por si alguno, queriendo recibirlo, quiere limpiar su casa y poner orden en el caos interior, para invitarle a hacer morada en ella con una sencilla pero pura, devota y amorosa ofrenda de bienvenida. Y, aunque constantemente y con tristeza veo cómo, al ser ignoradas Sus Bendiciones, se marcha silenciosamente, también, en ocasiones, lo veo salir de dentro de aquéllos que han querido recibirlo y en quienes Él ha establecido Su morada . En esas ocasiones, el Alma, que es fracción indivisible de Dios Altísimo, se mueve dentro de mí dando saltos de júbilo y, sin excepción, me vienen a la memoria los versos de Bécquer que decían: "Hoy la tierra y los cielos me sonríen; hoy llega al fondo de mi alma el sol; hoy la he visto …, la he visto y me ha mirado … ¡Hoy creo en Dios!...