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Mostrando las entradas etiquetadas como nada es de suyo impuro

13.4 (III) En Espíritu y en Verdad

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            III. Debemos insistir en esta Verdad: “Porque era agradable a Dios, fue amado de Él, y como vivía entre pecadores fue trasladado . Se lo llevó para que la maldad no trastornara su inteligencia ni la perfidia extraviara su alma. Pues la fascinación por el mal anubla el bien, y el vértigo de la pasión pervierte a un alma limpia . Llegado a la perfección en poco tiempo , llenó el espacio de una larga carrera. Y pues su alma era agradable al Señor, por eso se apresuró a sacarle de un ambiente corrompido. La gente lo ve, pero no lo comprende ni se da cuenta de esto: que para los elegidos del Señor hay Gracia y Misericordia, y para Sus santos, protección” (Sab 4:10-15). A la que debemos apostillar con este entendimiento: -          Que “el que procede con justicia y habla rectamente, el que rechaza ganancia violentada, el que sacude su mano para no oír planes sanguinarios y cierra sus ojos para no ver el m...

13.1 (III) En Espíritu y en Verdad

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      III. La razón jamás está a cargo del gobierno del Ser, sino que siempre se encuentra al servicio de un espíritu. Cuando se encuentra al servicio de cualquiera de los espíritus del mundo, éstos formarán en la razón humana la idea de que es ella quien está a cargo del gobierno del Ser, y, por eso, “el esclavo no sabe lo que hace su Señor” . Pero nadie es señor de sí mismo. Todos estamos al servicio de un espíritu [1] , hayamos querido conocerlo o no. Y nadie puede negarse a sí mismo en pos de una causa más alta (Mt 16:24) si antes no ha llegado a conocer a ese “sí mismo” al que ha de negar el gobierno de su Ser como necesariedad de lo necesario para servir a esa otra causa más alta.    Y por eso es tan importante que la razón llegue a conocerse a sí misma: porque, insistimos, “quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor” , “he conocido a mi Señor por mi Señor” , “invoqué al Señor, Padre de mi Señor” , “dijo el Señor a mi Señor” , … son todas ellas máxim...