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Las Regiones del llanto y el crujir de dientes por cualquier cosa

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  En los mundos sin Dios todo es efímero: el sufrimiento es efímero, la felicidad es efímera y la vida, que es el tiempo dado para alcanzar la dignidad de lo Eterno, es quitada y se acaba (Mt 13:12). En ellos, la ilusoria "sociedad del bienestar" no tarda en convertirse en "sociedad del malestar": lo que hoy reporta felicidad, no tarda en convertirse en hastío y en una carga que lleva a la quejumbre en las regiones de “el llanto y el crujir de dientes” (Mt 8:12) por cualquier cosa [1] . Desde el cónyuge con quien "vivimos" o el pago de la hipoteca de la casa en que "vivimos", hasta las condiciones del trabajo del que "vivimos" o los gobernantes del país en el que "vivimos", todo se hace motivo de queja, que es el estado natural de los mundos sin Dios. Porque en los mundos sin Dios no vivimos, sino que morimos lentamente y si tan siquiera tener consciencia de ese proceso de paulatina descomposición y privación del único bien de...

Los mundos sin Dios (I)

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   La tristemente famosa frase de Friedrich Nietzsche, “¡Dios ha muerto!” ilustra gráficamente la vida y existencia en los mundos sin Dios; mundos en los que la influencia de todo lo material es tan intensa en las personas que los habitan que, apagando el espíritu día tras día, alejan definitivamente de Dios y del deseo de conocerlo.      Esta frase, tantas veces sacada de contexto, no es sino la conclusión desde y hacia la que el sistema trata de conducirte para ganar su infinita batalla contra la inclinación natural del hombre y ha de ser analizada dentro del contexto de los capítulos 125, 2 y 3 de “La Gaya Ciencia” y que, en mi opinión, son los que le sirven de autolegitimación en el contenido de su subsiguiente producción literaria que le lleva a “parir”, y no sin dolor, títulos como “Así habló Zaratustra” , “Más allá del Bien y del Mal” o “El Anticristo” y su convulsiva y desoladora “ley en contra del cristianismo” , aplicable, por otra parte, a cualqui...

9 (y IV) Paradoja del Siglo XXI

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      IV. Pero mañana es otra cosa; será lunes y habrás de enfrentar esas “terribles” treinta y seis horas de trabajo semanal en la oficina, teniendo que lidiar con los “insufribles” problemas laborales, reivindicar tus derechos frente a un jefe que ahora te parece tan opresor y cruel como el capataz de la cantera. Ahora sólo te pre-ocupa el pago de la hipoteca, de la tarjeta de crédito, de las miles de facturas que has ido acumulando innecesariamente y lo único que ves es a un jefe que tiene más recursos financieros que tú y que te explota, que vive en un chalet en la mejor zona de la ciudad, que tiene un barco y una casa de vacaciones en la zona más selecta de la playa, que se hospeda en hoteles de cinco estrellas cuando sale de viaje con su familia, sus hijos en los mejores colegios y universidades, coche de lujo a lo “Rockefeller”, esposa vestida en las mejores boutiques, club de golf, … y la vida te parece injusta.    Ya no te saben las copiosas comidas ...