Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como propósito de existencia

11 (II) Que debes Estar en el Cielo para Ser en la Tierra como en el Cielo

Imagen
            II. Ya hemos expuesto con detenimiento en los capítulos 5, 6 y 7, cuál es la causalidad de la causa de lo perecedero (Ley), de lo existenciable en lo eterno (Libertad) y de lo existenciado en lo eterno (Gracia).          Veamos ahora la necesaria sucesión de estados del Ser ( progreso del hombre interior ) cuyo único propósito de existencia es “Yo voy al Padre” , y que, trascendiendo su condición animal (gobierno de la Ley/karma/talión, que es la fuerza del pecado), es liberado de ella y amparado por la Gracia (redención de los pecados y de la vida pasada que ya no pesan sobre él y condicionaban su existencia) para ser formado en la Gracia (santidad que es la única naturaleza de lo eterno): -          El hombre se halla en cualquiera de las regiones o capas de Dios que se encuentran por debajo de la capa del Cielo (Dios Altísimo) y, sabiéndose muy lejos de la Di...

7 (II) La Gracia: Causalidad de la Causa de lo Eternamente Eterno

Imagen
    II. Éste es el Sagrado Corazón del Hijo de Dios Altísimo, de la simiente de Su semilla, del Árbol de la Vida cuyo fruto contiene semilla de la misma especie y calidad que la que le dio la vida desde que nació a la libertad que es causalidad de la causa de lo existenciable en lo eterno y que, ahora, al crecer no haciendo nada por su cuenta, sino diciendo y haciendo lo que el Padre le enseña , alcanza la Unidad en el Reino de los Fines (Jn 17) siendo causalidad de la causa de lo Eterno: la Gracia amorosa e indiscriminada que es Bondad Infinita e Inmutable, Siempre Alegre, Universal y Libre. La culminación de la vida Krística de Una Razón Pura de quien llega a ser perfecto andando el Camino Integral por el que el discípulo no es superior a su Maestro, pero el que es perfeccionado, llega a Ser como su Maestro” (Lc 6:40): “camina en Mi Presencia y sé perfecto” (Gn 17:1) y “en ti serán bendecidas todas las gentes” (Gal 3:8).    Y decimos que ésta es la culminación ...

2 (II) La Verdad os hará Libres

Imagen
      II. Como decía, la Verdad en lo íntimo del Ser es una “caja de resonancia” que vibra con la Palabra que se corresponde con la verdadera identidad del Ser, según el propósito para el que fue creado por Dios; algo que los animales no necesitan al no haber sido dotados de libre albedrío y vivir, por tanto, conforme a su propia naturaleza, más o menos inteligente, pero inevitable.    Pero es, precisamente, el libre albedrío otorgado por Dios al hombre, el que le permite vivir de manera contraria o discordante con el propósito de su existencia. De ahí que no exista contradicción alguna entre predestinación y libre albedrío, pues Dios no ha buscado en los hombres la obediencia que ha imprimido en la naturaleza del resto de seres vivos, sino una lealtad sincera que sólo puede emanar del más puro ejercicio del libre albedrío. De hecho, tan magnífico y extraordinario es el regalo del libre albedrio, que el hombre puede elegir entre vivir conforme al propósito de s...

2 (I) La Verdad os hará Libres

Imagen
      I. Dios ha puesto algo sublime en el interior de los hombres: “la Verdad en lo íntimo del Ser” . Sólo vivir conforme a esa Verdad nos hace libres, porque es en esa Verdad donde reside el auténtico propósito de existencia y donde únicamente podemos hallar a Dios para que nos enseñe Su Sabiduría para el hombre (Sal 51:8 “Tú amas la Verdad en lo íntimo del Ser y, en secreto, Sabiduría me enseñas” ). Ahí dentro, en lo secreto, es donde Dios se revela a Sí mismo en el interior del hombre (Mt 6:6) y nos descubre qué es lo que hemos de hacer en la vida para que nuestra existencia se Libre. No solamente libre de la esclavitud a la que hacíamos referencia en el capítulo anterior, sino libre del destino natural de los hombres, que, como ocurre con cualquier otra cosa de la Creación, es la muerte, pues todas ellas comparten su naturaleza perecedera y sólo al hombre se le ha otorgado la Gracia de poder vencer a ese destino común de toda materia.    Y, sin embargo, la...

1 (y III) El esclavo no sabe lo que hace su Señor

Imagen
    III. En la máxima sufí que fundamenta la comprensión de Dios en el hombre, del hombre en Dios y del sentido de su existencia en el mundo en la máxima de que “quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor” y su lectura a contrario sensu , podemos ver que, si es el hombre quien prescribe su ley universal a sí mismo y, en consecuencia, al mundo que conforma todo su Ser, quien no se conoce a sí mismo legisla a lo loco y se hace víctima de su propia ley, pues no conoce a su Señor (que es su ley universal, lo sepa o no lo sepa, lo quiera o no lo quiera, lo crea o no lo crea y le guste o no le guste) y, por tanto, no comprende al mundo ni a su propia existencia. Es esclavo de una ley que desconoce y, por así decirlo, es sancionado una y otra vez, pues, de todos es sabido que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, máxima indiscutible en todos los ordenamientos jurídicos y, por tanto, no es Señor de su propio mundo, sino esclavo de él y, entonces, los versículo...