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Mostrando las entradas etiquetadas como Palabra de Dios

NO BUSQUÉIS EN LAS PROFUNDIDADES. BUSCADLO TODO EN LAS ALTURAS, DE DONDE VIENE LA LUZ

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No os fijéis en lo que hay bajo la tierra ni en el proceso de descomposición del estiércol y de la materia que, siendo necesarios, sólo son medio para el Fin, haciendo su trabajo en las raíces enterradas, sin necesidad de que vosotros lo veáis, sino tan sólo de que lo sepáis. Fijaos en lo que viene del Cielo : la lluvia, la luz del sol y el aire que se derraman sobre el Árbol ya crecido. Fijaos también en su tronco, sus ramas, sus hojas, sus flores, su fruto, todo el ecosistema que vive a su abrigo, en los que miran hacia arriba y no en los que miran hacia abajo, y en cómo sigue creciendo, siempre hacia la luz , para dar más fruto. Cualquiera que invoque a Dios con un propósito distinto de la Gratitud y de la Bondad Absoluta Universal que, como el sol, la lluvia y el aire, derrama Sus Bendiciones sobre todos por igual (Mt 5:45), no sabe lo que está adorando ni invocando (Jn 8:22), porque, "¿cómo os invocará el que no os conoce? Pues, no conociéndoos, podrá invocar una cosa por ot...

Ministros de la Palabra de Dios

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“ El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la faz de la Tierra son creadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es creado . De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas en cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe quitarse de ellas en cuanto para ello le impiden. Por lo cual …/… en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío …/… solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce al fin para el que somos creados " [1] . " A los ministros de la Palabra de Dios los quería tales, que, dedicándose a estudios espirituales, no se embargasen con otras ocupaciones: el predicador debe primero sacar primero de la oración hecha en secreto lo que haya de difundir después por los discursos sagrados; debe antes enardecerse, no sea que transmita palabras que no llevan vida ..., pues, son de llorar los predicadores que v...

(y V) Los Signos de los Tiempos

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  (Capítulo completo en pdf descargable gratuitamente pinchando en este enlace: “Los Signos de los Tiempos” ) V En el mundo del Ser humano coexisten, como medio necesario para el ejercicio de la facultad del libre albedrío, el Espíritu de lo Eterno y el Espíritu de lo Perecedero (dualidad). Al Espíritu de lo Eterno pertenece exclusivamente la Naturaleza Divina. Y al Espíritu de lo Perecedero pertenecen todas las cosas de la Creación, ya sean de naturaleza animal, vegetal o mineral. El hombre viene al mundo en su condición perecedera, que, en el Ser humano es animal. Pero tiene la facultad de poder trascender esa condición y alcanzar la Naturaleza Divina (Lc 11:13) por participación, como Hijo de Dios (Ef 1:3-14). Primero viene lo terrestre y, luego, si ése es el ejercicio de la facultad del libre albedrío, lo celeste (1Cor 15). Mientras es terrestre, el hombre no comprende nada de lo celeste, aunque puede sentir una atracción irresistible por conocerlo, comprenderlo y alcanzarlo...

Dadores y Tomadores

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      “Hay dos tipos de Espíritus en este Universo: el perecedero y el imperecedero. El perecedero conforma todas las cosas de la Creación. El imperecedero es lo que no se mueve” (BG 15:16).    “No me habéis elegido vosotros, sino que yo os elegí, y os he puesto para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en Mi Nombre, él os lo conceda” (Jn 15:16). Esta Gracia “la alcanzan los escogidos por Él, porque ellos lo escogen y a ellos revela Él Su Gloria” (Sal 51, Katha Up 2, Mund Up 2, Ef 1, Lc 11:13).    “Por esto el Padre me ama: porque Yo doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que la doy libremente, pues tengo poder para darla y para volver a tomarla. Tal es el mandato que recibí de Mi Padre” (Jn 10:17-18).    El Espíritu de lo Eterno es Dador de Vida. El Espíritu de lo Perecedero es Tomador de Vida y conforma todas las cosas de la Creación, que, durante su existencia tempo...

Disciplina y Discípulo

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  El Reino de Dios no viene con espectacularidad (Lc 17:20), sino que toma forma en el discípulo al ritmo que necesita la semilla hasta ser árbol de la misma especie y calidad de Aquél que le dio la Vida (Mc 4:30-32, Lc 6).  Hasta que Kristo, la Pureza de la única vida que llega a alcanzar valor eterno en el Reino de los Fines, sea formado en vosotros (Gal 4:19, 5:22-25), el alma precisa alimentarse en la Bondad Absoluta de la Palabra de Dios (Jn 8:47, 4:32) y fortalecerse en su andadura en el mundo (Jn 17:18).  En esta vía ningún paso es en falso y no hay peligros que acechen. Aun el más pequeño avance es una liberación frente al miedo. Quien sigue esta vía tiene un único pensamiento y ése es el Fin de su determinación. Muchas e interminables, por el contrario, son las ramificaciones en los pensamientos del hombre falto de determinación (BG 2:49-41, Lc 10:42).  El discípulo no es superior a su Maestro, pero el bien formado se hará como Su Maestro (Lc 6:40). Os digo ...

14.2 (III) Razón adversa y Razón propicia

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          III. La razón humana no es un atributo despreciable, sino, precisamente, aquel atributo dado al Hombre por Dios en el que reside la facultad de ejercicio del libre albedrío que le permite elegir su propio destino si, antes, llega a conocerse a sí misma y al modo en que conoce lo que está fuera de sí misma, precisamente, para no vivir (y morir) dentro de los límites de sus propios  razonamientos humanos “con apariencia de sabiduría” (Col 2:20-23), sino dándole el lugar que le corresponde como subordinada del Espíritu dentro de la jerarquía correcta del Ser (Mt 16:23), de modo que “quien vive en esa cima de sí mismo, domina el destino; quien vive en los niveles inferiores del yo, está sometido a los astros y sólo es un fragmento del universo” [1] . Y según sea ese uso correcto, incorrecto u oscuro que demos a tan asombroso atributo puesto por Dios en el hombre, así será su destino: -          El natural que ...