14.1 (IV) Razón adversa y Razón propicia

IV. Todo, cada cosa, es imagen/forma/hijo del nombre en que se contiene lo nombrado (sus atributos). Y todo es obra del espíritu que gobierna a ese ser, dando nombre y forma visibles a ese espíritu invisible. Y es Dios mismo el que da a cada cosa el espíritu que le corresponde. Lo único que diferencia al hombre del resto de criaturas creadas es el libre albedrío: de todos los animales que pueblan el mundo, el hombre es el único que puede elegir espíritu, a través del libre albedrío, para que gobierne su razón. Y el libre albedrío se ejerce consciente o inconscientemente y necia o sabiamente. Y es Dios mismo el que da a cada cual espíritu según sea el ejercicio de su libre albedrío (Is 66:3-4 y Lc 11:13), de modo que, por obra de ese espíritu, cada uno es forma/imagen visible de su propio nombre espiritual. De ahí la suprema importancia que se da al Nombre de Dios en todos los Libros Sagrados: des...