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Mostrando las entradas etiquetadas como Mt 7:12

Todo por A-mor y nada por Te-mor

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  El Bien es Amor al Bien Universal. Y Amar no es "abobamiento" [1] , sino trabajo consciente (Jn 5:17) que consiste en hacer y desear conscientemente el Bien Universal (Mt 7:12) en cualquier circunstancia, de modo que no sea nuestra voluntad (siempre e irremediablemente interesada y partidista), sino la infalible Voluntad de la Bondad Absoluta Universal de Dios (Lc 6:35) -por la que el Universo evoluciona conforme a sus condiciones finales [2] - la que actúa a través de nosotros (acción del Espíritu Santo). “Aquello que debe ser moralmente bueno, no basta con que sea conforme a la ley moral, sino que también ha de suceder por mor [3] de la misma” , porque, sólo cuando esto es así, " la Razón Práctica puede realizar su trabajo de buena gana" [4] . Y ello porque, entendiendo “causa” como Fin/Resultado buscado y perseguido [5] ,   "la causa está causada por aquello de lo que ella es la causa" [6] y por ninguna otra causa puede ser causada. Luego, aquello ...

Matrimonio y Divorcio: Ganancia y Pérdida de Oportunidad para la Gracia

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Quien bendice a Dios Altísimo en cualquiera de Sus criaturas (Mt 25:40), es bendecido por toda Su Creación (Sal 103). Así es la continuidad infinitesimal de los vínculos universales , pues " la causa está causada por aquello de lo que ella es la causa" (Ibn Arabí: "La Extinción en la Contemplación" y "Los Engarces de las Sabidurías"). Por eso, todo cuanto deseéis que os hagan los hombres, hacedlo igualmente vosotros con ellos. Porque ésta es la Ley y los profetas (Mt 7:12). No existe otra Ley en la Gracia . Las bendiciones que una sola célula del cuerpo recibe del trabajo del conjunto de todas las células del cuerpo a cambio de su ínfima contribución son infinitamente desproporcionadas, porque, en ella, "todo lo que hagáis con uno solo, a Mí me lo hacéis" (Mt 25: 40). Basta con que Dios ponga una sola persona en cada momento de nuestra vida para ejercitarnos en la Gracia, para que "la maquinaria" de Toda la Creación derrame sobre nos...

7 (IV) La Gracia: Causalidad de la Causa de lo Eternamente Eterno

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      IV. Quienes han conocido la Dicha Suprema de la Vida en la Gracia, entienden cuán muertos estaban antes y cuán muertos están los que no han alcanzado la dicha de la Gracia. Y por eso, ese imperativo categórico por el que el hombre, queriendo salir por él mismo del laberinto de la Ley, se imponía a sí mismo y pretendía imponer a los demás como Ley universal que él consideraba buena, deja de tener sentido, pues ha visto que ni tan siquiera era capaz de entender esa regla de oro que es la Ley y los profetas y que Jesucristo expresó como “hacer y tratar a los demás como quisiéramos que nos hicieran y trataran a nosotros” (Mt 7:12), pues, durante el curso de su vida en la Ley, nunca supo lo quería para sí (Rom 8:26-27). Antes de SER VIVIDO POR DIOS, el hombre bienintencionado busca por sí mismo el sentido y propósito de su existencia, devanándose los sesos para distinguir el bien del mal desde su corta perspectiva humana, sin tan siquiera llegar a comprender cómo hac...

1 (II) El esclavo no sabe lo que hace su Señor

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      II. La causalidad de la causa en la existencia de la persona (toda su experiencia posible de la vida) viene determinada por su grado de espiritualidad o materialidad. Así, la pureza, impureza u oscuridad de ese entendimiento depende, en primera y última instancia, del ser o no-ser del alma: de tener un alma viva que es dueña y señora de sus dominios y, por tanto, despierta y vigilante porque sabe elegir conscientemente Espíritu para su entendimiento, o un alma dormida que “a ratos” es invitada a despertar y curiosear qué tal le va a su anfitrión en la montaña rusa de la vida, pero a la que no se le otorga ninguna autoridad para ocuparse de esa vida, o un alma muerta.    Entender está, por un lado, en querer entender y, por otro, en no permitir que esa voluntad sea condicionada ni contravenida por causas ajenas, sino exclusivamente por el Espíritu de Dios o libertad que otorga el imperativo categórico de la ley moral interna y que ha de ser necesariamente ...