Debéis querer entender
El espejo del alma, de cuánto
ha crecido o menguado esa fracción indivisible de Dios en el interior del
hombre, es la Fe[1].
"Dioses sois”, pero si no
vivís como dioses, Hijos de Dios, viviréis y moriréis como hombres, hijos del
mundo (Jn 10:34, Sal 82).
No habéis sido creados para
estar sometidos a los elementos, sino todo lo contrario: para que, teniendo
dominio sobre ellos, los elementos os ayuden en la prosecución del Fin para el
que habéis sido creados (Gal 4:9, Col 2:20-23, Gn 1:26, 2:15, 1Cor 15:20-28).
Si tuvieseis Fe como un
grano de mostaza en que el Verbo ES Dios, nada os sería
imposible. Sabríais que para Dios todo es posible (Jn 1:1-3, Mt
17:20-21, Gal 5:18, Mc 10:27).
No estaríais dormidos, sino
que viviríais en permanente oración y acción de Gracia(s), viendo con vuestros
propios ojos cómo resplandecen las Obras de Dios dentro y fuera de vosotros en
cada día de vuestras vidas, arrancando de raíz todo obstáculo en vuestro Camino
de Perfección, a medida que Kristo es formado en vosotros, cuyo fruto es la
Dicha y Gracia de la permanente Alegría Celestial: “amor, gozo, paz,
longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; y frente a esto
no hay Ley” (Mt 13:25, 15:13, Gal 4:19, 5:22-23, BG 18:42, 18:61-69, Flp 86,
Tao, Zz 13:1-2, 1Tesal 5:14-22, Jn 9:3, 1Jn 1:1-4, Sal 51/Sal 23).
Pero debéis querer
entender que el Verbo es acción y efecto de la Palabra y que el Verbo ES Dios[2],
y que no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella lo que limpia o
mancha vuestra la Realidad Visible dentro del infinito abanico de Realidades
posibles para vuestra existencia: cuando el Verbo es manifestación del
pensamiento de Kristo, el Verbo es manifestación del Único Dios de Bondad
Absoluta (1Jn 1:1-4, 1Cor 2:12-16).
El Reino de Dios está
dentro de vosotros. Lo hallaréis si lo buscáis con todo
vuestro Ser. Buscad PRIMERO el Reino de Dios, y lo demás os será
dado por añadidura. Pero si no buscáis, nada hallaréis y perderéis lo que
ya teníais (Lc 17:21, Dt 4:29, Mt 6:33, Lc 18:17-18).
Que es sólo porque
"cree el ladrón que todos son de su condición" que sólo ve ladrones a
su alrededor[3],
pues, "donde está el cadáver, allí se reúnen los buitres" (Mt 24:28)
pero que, igualmente, "cuando la Luz de Dios se enciende en el
corazón del siervo, los pies de los ladrones desaparecen"[4] y las tinieblas se
disipan.
Sólo podemos tener un
pensamiento al mismo “tiempo” significa que sólo podemos tener Presencia
de una sola cosa en el pensamiento. No pueden coexistir muchas cosas en
el pensamiento pero sí muchos pensamientos que se suceden a una velocidad tan
vertiginosa que pueden dar la falsa sensación de que son simultáneos. Pero, la
verdad es que sólo podemos tener un pensamiento al mismo “tiempo”, “mirad
diligentemente cómo os portáis, no como necios, sino como sabios, sacando
partido del tiempo, pues nuestros días son malos. Por eso, no seáis
insensatos, sino entended más bien cuál es la voluntad del Señor” (Ef
5:15-17)[5].
Debéis querer entender, pues
para eso os ha dado Dios Espíritu para el querer y Razón para el hacer
(Filip 2:13). Sólo esto os diferencia del resto de criaturas de este mundo.
Sólo esto os permitirá trascender la condición animal que vive sometida a los
elementos y alcanzar la Naturaleza Divina para la que fuisteis creados (1Cor
15). Y sólo esto lo hará posible si, buscando, halláis, y hacéis uso de ello
(Jon 4). Sólo entonces seréis conocidos por Dios y seréis movidos por Él,
dentro de Sí Mismo, hasta la capa del Cielo, atravesando todas las capas por
debajo del Cielo (Gal 6:3 y 1Cor 8:2-3, Sab 4:10-15, BG 18:61, 18:42).
[1] Ver
capítulo “EL
ESPEJO DEL ALMA ES LA FE”
[2] Ver
capítulo “El
Verbo es Acción y Efecto de la Palabra”
[3] Ver
capítulo “Cree
el ladrón que todos son de su condición”
[4] Ibn
Arabí: “El Núcleo del Núcleo”, Cap. 8
[5] Ver
capítulo “(IV)
Los Signos de los Tiempos”