Cree el ladrón que todos son de su condición
“Cree el ladrón que
todos son de su condición” significa que quien comparte esta
naturaleza no puede confiar en nadie; mucho menos en la Divina Providencia
de la Bondad Absoluta Universal de Dios Altísimo ni, por tanto, beneficiarse de
Sus Bendiciones. Y lo mismo cabe decir del hipócrita, el criticón, el
codicioso, el iracundo, …
La Fe de un hombre se muestra
de acuerdo con su naturaleza. A un hombre lo hace su Fe. Lo que
es su Fe, lo es también él (BG 17:3).
De la desconfianza en
la Bondad Absoluta en Dios Altísimo vienen la soberbia y todos los males de
esta vida (Eclo 10:12, Gn 3).
La calidad de la Fe es a las
Bendiciones de Dios como la calidad de la tierra es a la lluvia y el sol: en
tierra fértil brota la Vida más hermosa, en tierra mala sólo brotan cardos y
espinos, y en tierra estéril nada brota. No es la Bondad de la lluvia y
del sol la que es relativa, sino la calidad de la tierra que la recibe.
Pero la Bondad de esas Bendiciones es la misma para todos (Mt 5: 43-48, Mc 4).
Sin Fe en la Bondad
Absoluta de Dios, no es la muerte, sino la vida la que constituye un mal
(Platón: Sócrates en “Fedón”), porque sólo de esa Fe puede venir la Paz
de Dios que no turba el corazón y la Virtud que no tiene miedo de pérdidas
materiales o personales (Jn 14:27).
"Sin la Virtud, Dios no es más que una palabra" (Plotino) desprovista de concepto y de contenido, esto es, de lo nombrado con el Nombre (Ibn Arabí) y, por tanto ciega y vacía (I. Kant). Y “practicar la virtud es ofrecer desinteresadamente ayuda a los demás, dar sin limitación alguna el propio tiempo, capacidades y posesiones, en cualquier ocasión y lugar en que se necesiten, sin prejuicio alguno relativo a la necesidad de la persona que los necesita” (HH 4).
Esta clase de Virtud
sólo se alcanza por la Fe indubitada en la Bondad Absoluta y Universal de la
Divina Providencia de Dios Altísimo. Sólo depositando
nuestra Fe en Kristo podemos alcanzar la Fe de Kristo, de modo que
"el discípulo no es superior a su Maestro, pero el bien formado, será como
su Maestro" y dará Sus mismos frutos (Jn 17:20, Lc 6:40, Jn 14:12): la
Virtud que todo puede darlo, porque todo lo tiene y nada le falta, pues todo lo
que tiene le viene de Dios, y no de los hombres (Jn 17:7).
Y sólo de la entrega de los
frutos de ese Espíritu vienen la Alegría y la Paz de Dios que no turba el
corazón ni tiene miedo (Gal 5:22-23, Jn 14:27, Lc 10:20, 1Jn 1:1-4, BG 18:42,
12:12).
“Si os hicierais un
Espíritu Nuevo y un Corazón Nuevo, confiarías en Mí. Escuchad mi voz,
que entonces Yo seré vuestro Dios. Seguid fielmente el
camino que os he prescrito para vuestra felicidad, que Yo no prescribí
nada a vuestros padres sobre sacrificios y holocaustos. Y, entonces, Yo
haré morada en vosotros, nada os faltaría y nada temeríais, pues Yo
jamás cambio: para todos Soy el mismo y mi amor siempre es el mismo,
pero quienes me adoran con devoción están en Mí y yo en ellos (Ezq
18:31, Mlq 3:6-7, Jrm 7:22-23, Jn 14:23, BG 9:29).
Por tanto, si no te fías
de Dios, no es por Su Causa, sino por la tuya; porque cree el
ladrón que todos son de su condición. Y por eso sigues sometido a la
contención del riesgo moral de una Ley fría y retributiva ausente de Dios, pero
creada por Dios para los mundos sin Dios[1].
La causa está en ti. No la busques
en ningún otro sitio. La única causa de tu desconfianza en la Divina
Providencia de la Bondad Absoluta de Dios no es Dios; eres tú.
El mundo es como un gran piano
de cola en el que (1) la causa de que el sonido que sale de ese piano sea
música perfectamente armonizada o ruido desordenado está en ti; (2) su
causalidad está determinada por la cualidad y calidad del Dios en el que crees (según
seas politeísta, monoteísta, teísta, deísta, agnóstico o ateo y creas en un
Dios infinitamente bondadoso o vengativo y destructor, existente o inexistente,
lejano o cercano, luminoso o tenebroso, alegre o iracundo, accesible o
inaccesible, nombrable o innombrable, severo o paternal, …); y (3) el progreso
de la causa (sucesión de estados de ésta) es la evolución de su tiempo dado en
función de la cualidad y calidad de tu conocimiento de ese Dios en tu interior
y tu capacidad de ver cómo Su poder actúa dentro y fuera de ti, esto es, la calidad y cualidad de tu Fe,
pues “la Fe de un hombre se muestra de acuerdo con su naturaleza. Al hombre lo
hace su Fe. Aquello que es su Fe, lo es él también” (BG 17:3)[2].
Kristo Jesús es la
imagen visible de la Bondad Absoluta Universal de Dios invisible; Él es Sabiduría
de Dios y Poder de Dios en el interior del Hombre[3] (Col
1:15, 1Cor 1:24). Si lo que buscas con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas es alcanzar la Virtud de es Gracia
Incondicional (Lc 6:27-49), lo que pidas en lo nombrado con ese Nombre Yo
lo haré sin que tú tengas que pre-ocupar tus pensamientos en cuestiones
de intendencia (Dt 4:29, Mt 22:37-40, 6:33, Jn 14:12-14).
Entonces podrás decir
"nada hago por mi cuenta, sino que digo lo que me ha enseñado el Padre. El
Señor es mi Pastor y nada me falta. Jamás me deja solo, porque siempre hago lo
que le agrada. Y, por eso, Dicha y Gracia me envuelven todos los días de mi
vida. Y por este testimonio, muchos llegan a Creer A Dios
para
Alegría del Segador, del Sembrador y del Dueño de la Cosecha"
(Jn 8:28-30, Sal 23, BG 18:68-69, Jn 4:31-37).
[1] Ver capítulo
“Los mundos sin Dios Parte I, Parte II y Parte III
[2] Ver capítulo “Ejercicio Consciente del Libre Albedrío”
[3] Ver
capítulo “Kristo
es Poder de Dios y Sabiduría de Dios”