2 (II) La Verdad os hará Libres
II. Como decía, la Verdad en lo
íntimo del Ser es una “caja de resonancia” que vibra con la Palabra que se
corresponde con la verdadera identidad del Ser, según el propósito para el que
fue creado por Dios; algo que los animales no necesitan al no haber sido
dotados de libre albedrío y vivir, por tanto, conforme a su propia naturaleza,
más o menos inteligente, pero inevitable.
Pero es, precisamente, el libre albedrío
otorgado por Dios al hombre, el que le permite vivir de manera contraria o
discordante con el propósito de su existencia. De ahí que no exista
contradicción alguna entre predestinación y libre albedrío, pues Dios no ha
buscado en los hombres la obediencia que ha imprimido en la naturaleza del
resto de seres vivos, sino una lealtad sincera que sólo puede emanar del más
puro ejercicio del libre albedrío. De hecho, tan magnífico y extraordinario es
el regalo del libre albedrio, que el hombre puede elegir entre vivir conforme
al propósito de su existencia universal (predestinación) o, incluso, frustrar
los planes de Dios para con él (Lc 7:30), si desea una vida distinta de su
original propósito de existencia.
Sin embargo, de entre todas las existencias
posibles (experiencias de vida posibles), ninguna es comparable con la que Dios
designó de antemano (Ef 1:4-5, Gn 2:15) para cada uno de los hombres, pues, del
mismo modo que las existencias libremente elegidas, pero distintas de la
predestinada, conducen a la esclavitud de una infinita gama de infiernos
terrenales (infierno=inferior), la que es vivida conforme a la Verdad en lo
íntimo del Ser, conduce a la Libertad en la Dicha Suprema de la Alegría
Celestial (suprema=no infernal/inferior).
Esa Verdad en lo íntimo del Ser, denominada
por Kant “Razón Pura” en la que reside la “originaria unidad sintética de
apercepción” y el “imperativo categórico”, es la única puerta a una vida en la
Tierra como en el Cielo, pues “el alma es como el sol en esplendor. Cuando
se hace uno con la autoconsciencia del YOSOY y sus deseos, es una llama del
tamaño de un pulgar; pero cuando se hace uno con la Razón Pura y con el
Espíritu Interior, se vuelve concentrado como una aguja …/… La calidad del alma
determina su cuerpo futuro: terrenal o aéreo, pesado o ligero. Sus pensamientos
y sus acciones pueden llevarlo a la libertad o a la esclavitud, en una vida
tras otra. Pero está el Dios de infinitas formas y, cuando un hombre conoce a
Dios, se libera de toda esclavitud. Él es el Creador de todo, sempiterno en el
misterio de Su Creación. Él está más allá del principio y del fin, y en Su
gloria existen todas las cosas” (Svet Up 5).
Por eso dice Jesucristo “ésta es la Vida
Eterna: que te conozcan a Ti, el solo Dios verdadero, y al que has enviado,
Jesucristo … Ahora han conocido que todo lo que me has dado viene de Ti … Yo
les he dado Tu Palabra … Santifícalos en tu Palabra. Tu Palabra es Verdad”
(Jn 17:3, 7, 14 y 17). Y esto mismo es lo que se entiende en el relato que
cuenta lo que sucedió a Pratardana tras alcanzar la morada del Amor de Dios y
que, al concederle Dios el deseo que quisiese y pedir él “sólo lo que fuese
mejor para la humanidad”, Dios le respondiera: “conóceme, porque conocer
a Dios es lo mejor para el hombre. YOSOY el aliento de Vida y la consciencia de
Vida” (Kau Up 3:1-3).