(y V) Los Signos de los Tiempos

(Capítulo completo en pdf descargable gratuitamente pinchando en este enlace: “Los Signos de los Tiempos” ) V En el mundo del Ser humano coexisten, como medio necesario para el ejercicio de la facultad del libre albedrío, el Espíritu de lo Eterno y el Espíritu de lo Perecedero (dualidad). Al Espíritu de lo Eterno pertenece exclusivamente la Naturaleza Divina. Y al Espíritu de lo Perecedero pertenecen todas las cosas de la Creación, ya sean de naturaleza animal, vegetal o mineral. El hombre viene al mundo en su condición perecedera, que, en el Ser humano es animal. Pero tiene la facultad de poder trascender esa condición y alcanzar la Naturaleza Divina (Lc 11:13) por participación, como Hijo de Dios (Ef 1:3-14). Primero viene lo terrestre y, luego, si ése es el ejercicio de la facultad del libre albedrío, lo celeste (1Cor 15). Mientras es terrestre, el hombre no comprende nada de lo celeste, aunque puede sentir una atracción irresistible por conocerlo, comprenderlo y alcanzarlo...