LA LIBERTAD NO ES FIN NI MEDIO, SINO PROPIEDAD DE LA BONDAD ABSOLUTA

 


La Libertad (Mt 6) no es un Fin (Causa) ni un Medio (Causalidad), sino una Propiedad de la Causa para ser eficiente en la Creación y Ordenación de los Medios necesarios e indispensables (estado del Ser) para un Fin más Alto (Altísimo) que la Libertad[1]: la Preservación de la Plenitud de la Gracia Incondicionada (Lc 6) o Bondad Absoluta de la que incesantemente emana la Belleza de una Creación que es Alegría Celestial (Zz 13:2, Jn 3:29-30) de la que se alimenta la Vida Eterna (Jn 3:5-8, 4:31-38, 10:32-39).

La Bondad, para ser Absoluta (Gracia Incondicionada que no necesita ningún fundamento determinante de su comienzo), ha de ser Libre, pues, no siendo Libre, la Bondad sólo puede ser relativa o caprichosa, siempre condicionada por las circunstancias (sometida a condiciones iniciales de causa-efecto) y, por lo tanto, vulnerable a la tristeza, la depresión, la inseguridad, las tinieblas, la infelicidad, … y una infinidad de estados volubles del Ser que le impiden ser Absoluta (Lc 6:33-34, Mt 5: 38 y 43).

En la Bondad Absoluta, por el contrario, no son las condiciones iniciales, sino las condiciones finales (que han existido siempre) las que determinan su comportamiento, apercepción y evolución, quedando las condiciones iniciales en el campo de lo desapercibido o “limpieza de la memoria”(Jn 15:3, Is 65:16-17, Gn 1 y 2).

La Tierra Prometida no es un lugar, sino cualquier día (continuo espacio-tiempo)  del Hombre Libre (Jrm 40:4) a quien "Dios le concede una existencia de Su propia Existencia y lo pinta con el Color Divino. Todas sus cualidades internas y externas se cambian. Ese día la Tierra se convierte en otra Tierra, igual que los Cielos" (Mc 10:27-31, Is 65, Ibn Arabí-"El Núcleo del Núcleo').

El Espíritu de Dios Altísimo es nómada y libre (Jn 3:7-8); y, así como el Salmo 23 es Medio Perfecto para el Fin[2], la Libertad es Propiedad necesaria de la Gracia para ser eficiente en la Creación y Ordenación de los Medios para la Preservación de la Vida Eterna[3].

El hombre sólo puede obtener esta clase de Libertad si le es otorgada por Dios. Y Dios sólo lo hará una vez desaparecida la necesidad de contención del riesgo moral Universal (Sal 51, Eclo 51, Jn 8:31-32) y exclusivamente en beneficio de la Causa Divina (Rom 8:26-30), que es siempre la Preservación Eterna de la Vida Universal (Jn 5:17, BG 3:22-25, Sabe 6:24).



[1] Ver capítulos 5, 6 y 7 del Libro 1 (“Yo voy al Padre”).

[3] Prolg: “Tercera parte de la principal cuestión trascendental: ¿Cómo es posible la metafísica en general?”.



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