El Fin-Causa de la Existencia Útil en la Vida Eterna
Todo es Reino de Dios y todo tiene una vida útil durante su existencia temporal, ya sea en lo perecedero o e lo eterno. Y, sin embargo, el Fin-Causa de la Existencia Útil en la Vida Eterna es La Preservación de La Vida Eterna. No de
mi vida en particular, sino del predominio de la Bondad Absoluta sobre la
impureza y la oscuridad, de modo que de ella siga emanando eternamente la
Belleza de la Creación para la Alegría Celestial de la que La Vida Eterna se
alimenta.
Por eso,
quien busca salvar su propia vida la perderá, pero quien busca la preservación
de La Vida Eterna, negándose a sí mismo hasta el punto de perder su propio
nombre y forma en ella (Mt 16:24-26, Mund Up 3:2, BG 18:54-55, Tao 1, Zz 6:9),
la conservará, pues esto es la Consumación en la Unidad en el Altísimo (Jn 17),
de Quien todo depende y en Quien todo se asienta.
El Salmo
23 no es un Fin, sino el Medio Perfecto que nos es dado por Dios para el
trabajo en el Fin Último. El Sal 23 es "el despacho" que se nos da
para que las condiciones para realizar nuestro trabajo en los Fines de la
"empresa" sean perfectas y no se vean enturbiadas por el mundanal
ruido de la "recepción". Pero todos hemos de empezar desde la
"recepción" y conocer todas las capas por debajo de la Capa del
Cielo, mostrando en todas ellas que, en la Bondad Absoluta de Dios, todos
pueden alcanzar perfección en sus vidas cuando hallan gozo divino en su
actividad (BG18:41-45) y, así, en el progreso espiritual, ser elevados hasta la
Capa del Cielo (Sab 4:10-15 y
11:23-26, Jn 14:1-4).
El
trabajo es eterno (Jn 5:17, BG 3:22-25, San 6:24). Sólo en tanto mi vida
resulta útil a la preservación de La Vida Eterna, puede tener algún valor eterno.
Por eso enseñan todas las Escrituras que, para el ejercicio de nuestro libre albedrío durante nuestra existencia terrenal, "hay dos espíritus en este universo: el perecedero y el imperecedero. El perecedero conforma todas las cosas de la Creación. El imperecedero es lo que no se mueve" (BG 15:16).