El Mandato Krístico

“Éste es el mandato que recibí de mi Padre: dar la vida y volver a tomarla. Nadie me la quita, sino que la doy libremente. Tengo poder para darla y para volver a tomarla. Y por eso me ama el Padre” (Jn 10:17-18). Porque “nada hago por mi cuenta, sino que solamente digo lo que Él me ha enseñado” (Jn 8:28): “que os améis unos a otros como yo os he amado” “Nadie tiene un amor mayor que el de quien da la vida por sus amigos” (Jn 15:13). Y “Yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre” (Jn 15:15) y “vosotros habéis escuchado hasta quedar limpios con la Palabra que os he dado” (Jn 13:1-9, 15:3). Dar la vida es, precisamente, ofrecer conocimiento del Único Dios de Bondad Absoluta en quien reside la Vida Eterna (Jn 17:3, Mt6/Lc6) a quien quiere recibirlo para ser conocido por Él y ser hecho Hijo Suyo (Jn 1:12-13, 1Cor 8:3), entregando a tal Fin el propio tiempo y los propios recursos (los Medios). Volver a tomarla es, precisamente, darse la vuelta, ...