Mi yugo es suave y mi carga ligera
Cuando se alcanza a entender
el significado, razón de Ser, alcance y relación causa/causalidad
de la Gracia Incondicionada de la Bondad Absoluta Universal de la
que emana la Liberación de los bucles espacio-temporales de los mundos de la
Ley (Jn 8:31-32, Gal 5:1 -6), a medida que desaparece el hombre viejo,
nace y comienza a crecer el hombre nuevo, y, entonces:
1. Nos ocupamos del alma
y dejamos de pre-ocuparnos por las cuestiones de intendencia, pero
nuestras necesidades están siempre y milagrosamente cubiertas (Mt 6:33).
2. Desaparece la
adversidad retributiva de los mundos de la Ley (el fruto de nuestras
acciones) y aparece la adversidad formativa en esa causa nueva:
el abono de la tierra fértil en la que brota el fruto de lo que otros han
trabajado antes que nosotros (Mc 4:1-20, Mt 5 a 7, Jn 17:33, 12:25,
4:31-42, Lc 13:6-9).
3. Comienza el verdadero
entendimiento del propósito de existencia conforme a los designios de Dios: Su
Voluntad para nosotros, convirtiéndose en el único "asunto"
de la Vida y, con ello, nuestra propia vida comienza a ser semilla que Dios
siembra en Su Campo para el fruto que otros recogerán en el futuro
(Lc 10:38-42, 9:58-62).
4. Conforme ese
entendimiento crece a través del estudio, la meditación, la oración y
la práctica (Lc 6:27-49), la Obra de Dios en nosotros (Jn
6:27-30, Filip 2:13) prosigue Su edificación (Ef 2:22).
5. En ese progreso
espiritual por el que Dios va haciendo lo de abajo como lo de
arriba (Lc 6:40, Sab 7, 16:28, 12:7, 11:23-26, 6:10-21), Dios va
haciendo, simultáneamente, lo de fuera como lo de dentro (Flp 69a, 1Jn
1:1-4, Mc 10:27-31, Is 65:14-25), de modo que, al ritmo que necesita la semilla
hasta ser Árbol de la Vida (Mc 4:24-34), esa adversidad se va haciendo
cada vez más suave y ligera (Mt 11:28-30), hasta que, acabando
Dios Su Obra en nosotros (Jn 17), desaparece del todo por no ser
ya necesaria (Jn 16:33).
Es así como los Salmos
51 y 23 se alimentan mutuamente a lo largo del Camino de Perfección hasta la
Consumación en la Unidad: hasta que el alma viviente se hace
Espíritu Vivificante o Cuerpo de Kristo (1 Cor 12, 13, 14, 15) que, por
participación indivisible en Dios Altísimo, es Causa Única de la
Preservación Eterna de la Vida de la que emana la Belleza de la Creación para
Alegría del Segador, el Sembrador y el Único Dueño de la Cosecha (Jn
17, 4:31-42).
No existe más Enseñanza
en la Sabiduría de Dios para el Hombre que la contenida en el Sermón del Monte (Mt 5,
6, 7). Todo lo demás nos es dado para el entendimiento de esta Única Enseñanza,
según sea la predisposición de nuestro corazón para ese entendimiento
(Eclo 51:16-17, Mt 10:10-13, Dt 4:29, BG 17:67-69, Lc 8:9-18, Jn 8:47, 10:25-30,
Tao 6).
