LA PAZ DE DIOS ES INNEGOCIABLE (Jn 8:1-11, Sal 92)
"Comprender
claramente la Virtud del Cielo y de la Tierra es lo que nombran la gran raíz y
el gran principio; y es estar en armonía con el Cielo. Y usarla para poner paz
y orden en el mundo, es estar en armonía con los hombres. A la armonía con los
hombres llaman humana alegría, y a la armonía con el Cielo, Alegría
Celestial" (Zz13:2).
"Nada hago por mi cuenta, sino que digo lo que me ha enseñado el Padre" (Jn 7:7), pues Él todo me lo enseña "en lo secreto" (Mt 6:6, Sab 7:22-23, Mc 4:22).
El obrero sabe que recibe su salario sin tener que preocuparse por él (1Tim 5:17-18, Mt 6:33). Cuánto más cierto es esto para quien trabaja para el Padre en lo que más le complace (BG 18:68-69), haciéndose portavoz de Su Bondad Absoluta: que uno es el trabajo del Hijo y otro el del Padre (Jn5:17, Sal 92, BG 18:61).
Y así es el mandato del Padre (Jn 10:17-18) a la Colonia de Hijos de Dios en la Tierra (Sab12:7, 1 Cor 12): "Vosotros, id a donde queráis (Jrm 40:4, BG 18:63), ocupaos en anunciar el Reino de Dios (Lc 9:60, Is 42:1-9), dando conocimiento y Vida a quienes quieran recibirla (Jn 17:3, Mt 10:11-14) y dejadme a Mí las cuestiones de intendencia (Mt 6:25-34, Is 55), que la mies es mucha y los obreros pocos (Mc 16:15-20, Mt 9:36-38). Me llamareis Padre y ya no os separareis más de Mí (Jrm 3:19). Mi Espíritu os dirá en cada momento lo que conviene hacer y decir (Lc 12:12), de modo que, allí donde vayáis, vuestra presencia beneficie a todas las cosas y en vosotros sean bendecidas todas las gentes (HH 15, Gal 3:8).
"Conservando la Quietud no se actúa, y al no actuar se deja que lo hagan quienes han sido nombrados para ello" (Zz 13:1): Jn 8:1-11, Mt 27:11-14, BG 9:8-10, 18:41-45.
A esta Gracia muchos son los llamados y pocos los escogidos (Mt 22:14): la alcanzan los escogidos por Él (Jn 15:16), porque ellos lo escogen. Y a ellos Él revela Su Gloria (Sal 51, Katha Up 2, Mund Up 2, Ef 1). Por eso, la Paz de Dios que no turba el corazón ni tiene miedo es innegociable (Jn 14:27) para quien trabaja para el Padre (Mc 12:12, Jn 8:1-11).
Os digo estas cosas para que tengáis Paz en Mí. En el mundo tendréis tribulaciones, pero, confiad: Yo he vencido al mundo (Jn 16:33). Porque es así como son las Obras de Dios, y no las nuestras, las que resplandecen ante nuestros ojos (Jn 9:3, 8:26-28, 4:31-38, 6:28-29, Mt 6, Lc 6, MC 6).