La Obra de Dios en el Hombre de Dios (Jn 8:47)
LA OBRA DE DIOS ES CREER EN AQUÉL QUE DIOS HA
ENVIADO A NUESTROS CORAZONES PARA DESPERTAR/RESUCITAR LA VERDAD EN LO ÍNTIMO DEL
SER
Jn 6:29,
5:17, 15:15, 15:3, 1Jn 1:1-4, Mt 6:6, 6:33
Quien
ama a Dios dentro y fuera de sí mismo[1],
abrigando sobre Él únicamente pensamientos de Bondad Absoluta que es Providente
Siempre Alegre, Universal y Libre, es conocido por Dios como Hijo del Altísimo
en ese único Atributo Divino que es El Altísimo (Lc 6:35-40, 1Cor 8:3, BG 18:46
y 54-55, Sab 1:1 y 7:22-23, Tao 49).
“Está cada día en una Obra” (Cor
55:29): Dios no necesita de nuestras obras[2],
sino de nuestra Fe para hacer Su Obra. Somos nosotros quienes necesitamos
entender que, al ser conocidos por Él, nuestra sola existencia se hace
recompensa de la Fe[3], pues es
Él quien todo lo crea para Alegría del Segador, del Sembrador y del Dueño de la
Cosecha (Jn 4:31-38).
La Edificación es Suya. Nuestra es la Fe. Y “así
es todo lo que nace del Espíritu” (Jn 3:7-8) que dice “te basta Mi
Gracia” (2Cor 12:9), porque así es como el Verbo se hace Acción y Efecto de
la Palabra Pronunciada, Escuchada y Practicada (Jn 8:47, 5:17, Lc 6:47-49, 1Jn
1:1-4).
“En esta Contemplación (de la Bondad Absoluta de Dios), es la Belleza la que produce la extinción”[4] de todo lo que no-es en Dios y jamás existió mas que en la oscuridad de la mente del “ojo enfermo” (Mt 6:22-23).