6. Vida y Existencia en el Reino de Dios
El hombre que encuentra la dicha en el
Espíritu y en el Espíritu halla su gozo, el hombre que ha encontrado la paz en
el Espíritu, ése está por encima de la ley de la acción. Él se halla por encima
de lo que se hace y por encima de lo que no se hace, y en todas sus obras se
encuentra más allá de la ayuda de los seres mortales[1].
En esta vía ningún paso es en falso y no hay
peligros que acechen. Aun el más pequeño de los avances supone una liberación
frente al miedo. Quien sigue esta vía tiene un único pensamiento y ése es el
fin de su determinación. Muchas e interminables, por el contrario, son las
ramificaciones en los pensamientos del hombre falto de determinación. Déjalo
todo atrás y ven a mí en busca de tu salvación. Yo te libraré de las ataduras
de los pecados. No temas más[2].
Tan sólo recuerda que ve la verdad el hombre
que percibe que la Sabiduría y la Acción son una misma cosa[3]
y que como un Dios te he creado[4], a mi
imagen, según mi semejanza, para que tengas dominio sobre los peces del mar,
sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre las bestias salvajes y sobre
los reptiles de la tierra que te doy para que la cultives y la guardes[5].
Dios mora en los corazones de todos los
seres: tu Dios habita en tu corazón. Y Su poder prodigioso mueve todas las
cosas, cual marionetas de sombras chinescas, haciéndolas girar hacia delante en
el río del tiempo[6].
Lo que era desde el principio, lo que hemos
oído, lo que hemos contemplado y han tocado nuestras manos, acerca “del Verbo
de la Vida” -pues la vida se ha manifestado, nosotros la hemos visto, y
testificamos y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos
ha manifestado-, lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y
con Su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que sea pleno vuestro gozo[7].
Vosotros sed perfectos, como perfecto es
vuestro Padre celestial[8], porque el
Reino de Dios está dentro de vosotros[9].
¿No habéis oído “Vosotros, Dioses sois; todos vosotros; Hijos del Altísimo?”[10]. Acerca,
pues, el Universo al poder de Dios y el mal no tendrá poder alguno. Aunque el
mal sea poderoso, su poder no se usará para hacer mal a los demás. No sólo no
hará daño a los demás, sino que el mismo sabio estará protegido[11].
Aquél que enseña esta recóndita doctrina a
quienes sienten amor por mí, experimentando él a su vez un supremo amor, ése,
en verdad, vendrá a mí, pues, entre los hombres no hay quien realice para mí
una acción superior, ni hay sobre la tierra hombre alguno que me sea más grato
que ése[12].
Escucha mi voz, que entonces yo seré tu Dios
y sigue el camino que te he prescrito para tu propia felicidad[13].
Entonces, lo que pidas en Mi Nombre, Yo lo haré[14].
Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el
que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abre la puerta.
¿Alguno de vosotros, si su hijo le pide pan, le da una piedra?; o si le pide un
pez ¿le da una serpiente? Pues, si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas
buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas
a quien se las pida?[15].
Así que no os inquietéis diciendo ¿qué
comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿con qué nos vestiremos? Que por todas esas cosas
se afanan los gentiles. Porque sabe vuestro Padre celestial que las necesitáis
todas[16]. ¿Me amas?, pues, apacienta mis ovejas[17]. Deja que
los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios[18]. Gratis
lo recibisteis, dadlo gratis[19].
[1] BG 3:17-18
[2] BG 2:40-41 y 18:66
[3] BG 5:5
[4] Ex 7:1 y
Juan 10:34
[5] Gn1:26 y
2:15
[6] BG 18:61
[7] 1Jn
1:1-4
[8] Mateo
5:48
[9] Lucas
17:21
[10] Sal
82:6 y Juan 10:34
[11] Tao 60
[12] BG 18:68-69
[13] Jrm 7:23
[14] Jn 14:14
[15] Mt 7:7-11
[16] Mt 6: 31-32
[17] Jn 21:17
[18] Lc 9:60
[19] Mt 10:8
[20] BG 18:63
