7 (I) La Gracia: Causalidad de la Causa de lo Eternamente Eterno


“La causa está causada por aquello de lo que ella es la causa”[1].

   I. YOSOY Aquél de quien se dice: “Tú amas la Verdad en lo íntimo del Ser y, en secreto, Sabiduría me enseñas” (Sal 51:8), no tú; YOSOY Aquél de quien se dice: “Tú tienes compasión de todo porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan. Porque amas todo cuanto existe y a nada de lo que hiciste tienes aversión, pues, si algo odiaras, no lo habrías creado. Y ¿cómo subsistiría nada si Tú no lo quisieras? ¿cómo podría conservarse si no lo hubieses Tú llamado al Ser? Pues, Tú todo lo perdonas porque todo es Tuyo, Señor, amigo de la Vida” (Sab 11:23-26), no tú; YOSOY Aquél que dice: “Ahora hago nuevas todas las cosas” (Ap 21:5), no tú; y YOSOY Aquél que dice “YOSOY el Alfa y la Omega, el principio y el fin” (Ap 21:6), no tú; “YOSOY el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14:6), no tú; YOSOY la Gracia que es Bondad Infinita e Inmutable, Siempre Alegre Universal y Libre de la que proviene la Belleza de toda la Creación, la causalidad y la causa de todo lo visible y lo invisible, “el Señor de los Cielos, de la Tierra y de todo lo que hay entre ambos para quienes creen” (Cor 26:23), no tú; “YOSOY el principio, el medio y el final de todo cuanto es” (BG 10:20), no tú; “el Padre del Universo y el Universo mismo, inagotable e insondable” (Tao 4), no tú. “Mas, ¿en qué te ayuda a ti conocer toda esta diversidad? Conoce que con una simple fracción de Mi Ser penetro y sostengo el Universo; sábete que YOSOY” (BG 10:42).

   YO, no tú, SOY la Omega que es culminación del Único Camino de Perfección de lo existenciable en el Reino de los Fines, y sin Mí no podréis alcanzar esta Dicha Suprema: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, ofrécele también la otra; y a quien te quite el manto, ofrécele también la túnica. Da a quien te pida, y a quien se lleve lo tuyo no se lo reclames. Como quisierais que los hombres os trataran, tratadlos a ellos. Si amáis a los que os aman, ¿qué gracia merecéis? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacéis bien a quienes os lo hacen a vosotros ¿qué gracia merecéis? También los pecadores hacen eso. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracia merecéis? También los pecadores se prestan entre ellos para recibir lo equivalente. Vosotros, amad a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperar nada a cambio; así vuestra recompensa será grande, y seréis Hijos del Altísimo. Porque Él es bueno para los ingratos y los malos. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; absolved, y seréis absueltos. Dad, y se os dará; una buena medida, apretada, rellena, rebosante se os echará en el seno; porque con la medida que midáis se os medirá a vosotros” (Lc 6:27-38).

   YO, no tú, SOY el Alfa que es comienzo del Único Camino de Perfección de lo existenciable en el Reino de los Fines, y sin Mí no podréis alcanzar esta Dicha Suprema: “No acumuléis para tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones entran a robar.  Mas bien, acumulad tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones entran a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. La luz del cuerpo es el ojo. Por tanto, si tu ojo está sano, todo tu Ser estará iluminado. Pero si tu ojo está enfermo, todo tu Ser estará en la oscuridad. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa serán las tinieblas! Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No podéis servir a la vez a Dios y a las riquezas. Por eso os digo: no os preocupéis por vuestra vida; qué comeréis o beberéis; ni por vuestro cuerpo, cómo os vestiréis. ¿No tiene la vida más valor que la comida y el cuerpo más que la ropa? Fijaos en las aves del cielo: no siembran ni cosechan, ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Quién de vosotros, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?¿Y por qué os preocupáis por la ropa? Observad cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, os digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? Así que no os preocupéis diciendo: “¿qué comeremos?”, o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”, que por todas esas cosas se preocupan los incrédulos, pero vuestro Padre celestial sabe que las necesitáis todas. Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y todas estas cosas se os darán por añadidura. Por lo tanto, no os preocupéis por el mañana. El mañana tendrá sus propios afanes y cada día tiene ya su propia inquietud” (Mt 6:19-34).

   Y YO, no tú, SOY el Único Camino de Perfección de lo existenciable en el Reino de los Fines, la Verdad y la Vida Eterna, la semilla que crece hasta ser Árbol de la Vida y dar fruto, y sin Mí no podréis alcanzar esta Dicha Suprema: YO rescato de su propia prisión a la oveja perdida y derramo sobre ella Mi Gracia, liberándola de la maldición de su propia Ley (Mt 12:12); YO la protejo de todos aquéllos que intentan desviarla de Mi Camino, de modo que desistan de su empeño y ella preserve la libertad que Yo le he dado (Mc 12:12); YO infundo Mi Espíritu Santo en ella, enseñándole en cada momento lo que conviene hacer y decir (Lc 12:12); YO envío a ella a quienes YO quiero que escuchen lo que he de decirles (Jn 12:12); YO le doy consciencia y la guío hasta donde están reunidos aquéllos que esperan en oración escuchar la Voz de Mi Palabra (HA 12:12); YO doy a mis ovejas alegría en la esperanza, paciencia en la tribulación y perseverancia en la oración (Rom 12:12); YO hago de ellas la consumación en la Unidad del Único Cuerpo del Hijo de Dios (1Cor 12:12); YO infundo en ellas los atributos de la Gracia, verificando las características del verdadero apóstol: paciencia, señales, prodigios y milagros (2Cor 12:12); YO refuerzo las manos caídas y las rodillas vacilantes en cada momento de fatiga a lo largo del Único Camino de Perfección (Heb 12:12); YOSOY la Alegría Celestial de todos los que habitan en el Reino de los Fines porque la oveja perdida ha sido hallada y traída de vuelta a la Casa del Padre (Ap 12:12), porque, YOSOY la entrega amorosa de los frutos de las propias acciones: la entrega de la que emana la Paz (BG 12:12), una paz que el mundo no puede dar y que no turba el corazón ni tiene miedo (Jn 14:27); la Gracia que es Causalidad de la Causa de lo Eternamente Eterno. La única conexión en la continuidad infinitesimal de los vínculos universales que conduce a la Vida Eterna.



[1] Eng: Capítulo 22 – “El engarce de una sabiduría íntima en un verbo de Elías”.


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