14.1 (V) Razón adversa y Razón propicia

 


         V. Y por eso dice Jesucristo “el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre” (Jn 14:9), pues “Él es la imagen de Dios invisible” (Col 1:15): la Forma visible (Hijo) del Nombre y lo Nombrado (Padre y Sus Atributos Divinos) por el Espíritu invisible (Espíritu Santo), Uno y Trino. Y, quien esto ve en Jesucristo, él mismo está viendo (vibración de la “caja de resonancia” que es la Verdad en lo íntimo del Ser[1]) el Nombre del Padre al que ama para sí por Sus Atributos (lo Nombrado), el Hijo que quiere ser para ese Padre y el Espíritu que obra el milagro que lo hace posible. Y, entonces, “el discípulo no es superior a su Maestro, pero el que es perfeccionado, se hará como su Maestro” (Lc 6:40) por Obra y Gracia del Amor Puro en ese Espíritu. Y lo mismo verá en ese fruto del Amor mutuo profesado entre Krishna y Arjuna o entre Lao Tse y el Tao, pues no vive en creencias religiosas, sino que vive una Fe que es Amor Puro y espiritual (no racional), enamorándose de todo Amor como el que alcanzan Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Paramahansa Yogananda, Pandit Shriram, Abu Said, Pablo de Tarso, … y en el que, Siendo más allá de los límites de la razón, “no hay judío ni griego ni esclavo ni libre ni varón ni mujer, sino Uno en Kristo” (Gal 3:23-29), Hijos de una Fe que es Enamoramiento Divino, porque:

-         “Existe una unidad esencial entre todas las religiones; que no hay diferencia entre las Verdades inculcadas por los diversos credos; que existe sólo un método mediante el cual el mundo, tanto externo como interno, ha evolucionado; y que todas las escrituras reconocen una sola Meta para la existencia. Pero no es fácil comprender esta Verdad básica … Sólo unas pocas personas extraordinariamente dotadas pueden elevarse por encima de la influencia de sus credos personales y descubrir la unidad absoluta que existe entre las verdades propagadas por todas las grandes religiones”[2].

-         “Esto quiere decir que si alguien, que ha adquirido conocimiento, llega a conocer el Ser que hay en su propia persona, con todos sus significados, no se quedará atrapado en una creencia. No reducirá su círculo de conocimiento … El que conoce a Dios se mantiene en su origen, cualquiera que éste sea. Acepta todo tipo de creencias; pero no se ata a ningún credo figurativo. Sea cual sea su puesto en el Conocimiento Divino, que es el conocimiento esencial, permanecerá en su sitio. Conociendo el núcleo de toda creencia, ve el interior y no el exterior. Reconocerá, bajo cualquier apariencia, todo aquello cuyo núcleo conoce, y en este tema su círculo será amplio[3].

-         “Quien no está conmigo está contra Mí; el que no recoge conmigo, desparrama” (Mt 12:30), pero, del mismo modo, “el que no está contra nosotros, está con nosotros” (Mc 9:39).

         Y por eso dice Pablo que “todas las cosas cooperan al bien de los que aman a Dios, de los que Él ha llamado según sus designios. Porque a los que de antemano distinguió, los predestinó a reproducir la imagen de Su Hijo, para que Éste sea el primogénito entre la multitud de hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó” (Rom 8:28-30), en una sucesión de estados de la causa que ha de alcanzar perfección y dignidad para el Reino de los Fines en la consumación de la Unidad (Jn 17).

         Y sólo este Hombre se diferencia de la diversidad de la fauna animal: el que hace uso de la razón para elegir Espíritu Santo, que es el único espíritu no animal/efímero, sino Divino/Eterno; el que da como fruto la Ilusión Divina que es “el plan de Dios para con el Hombre”: “amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; y frente a esto no hay Ley” (Gal 5:22-23, BG 18:42, Flp 86 y todo el Tao), porque “la Ley del Espíritu que da la vida en Kristo Jesús me ha libertado de la ley del pecado y de la muerte” (Rom 8:2). Porque, vosotros, dioses sois; todos vosotros, Hijos del Altísimo”, pero si no vivís como dioses, Hijos de Dios, “moriréis como hombres”, hijos del mundo (Sal 82).

         ¿Puedes entender ahora que en el uso puro de la razón, según los designios de Dios para ella, el Hombre es Hijo que es imagen visible de los atributos del Nombre del Padre por obra y Gracia del Espíritu Santo invisible, y que en ese Hombre, Dios no es sólo una Palabra, sino Padre que es Señor de los Cielos, de la Tierra, de todo lo visible y lo invisible y que Su Soberanía todo lo domina porque se hace todo en todo para el Hijo? (Sal 103, BG 9:17-18, Tao 21, 1Cor 15:28).

         ¿Puedes entender que una vida que discurre en una religión dentro de los límites de la mera razón o en una razón dentro de los límites de la mera religión y que no trasciende a la comunión espiritual “en lo secreto” no puede pasar de la mera idolatría?

         ¿Y puedes entender que todas estas explicaciones sólo son necesarias por el mal o ningún uso que el hombre ha hecho de la razón para aquello único para lo que se le ha dado y que, de lo contrario, tan sólo le bastaría la letra de la canción “Only You (and You alone)”[4]?


[1] Ver Lib 1, Cap 2: “La Verdad os hará Libres”.

[2] CS: “Introducción”

[3] NN: Cap 1

[4] “Only You (and You alone)”: compuesta por Buck Ram y Ande Rand para “The Platters”.




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