10 (y IV) Que debes Ser en la Tierra como en el Cielo para Ser en el Cielo

 


   IV. Pero todo esto pasa desapercibido a los ojos cegados por los cinco colores en quienes se dejan atrapar por la imparable y extenuante carrera en busca de la felicidad que intenta acomodarse a un siglo que, como decíamos en el capítulo anterior, también se presenta en forma de invasión diaria de pornografía, noticiarios que se regodean en lo más oscuro de la condición humana, opulencia, riqueza obscena, celebración de la ordinariez, de la bajeza televisiva y de la orgía de un consumismo sinfín y desorientado por tantas falsas necesidades, falsas pre-ocupaciones y endeudamientos absurdos e innecesarios. Así que, “¿por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lc 24:5). “Estos hombres de almas muertas, ciertamente de poca inteligencia, acometen su malvada obra, son los enemigos de este hermoso mundo y trabajan para su destrucción. Torturan su alma con deseos insaciables, y llenos de engaño, insolencia y orgullo, se aferran a sus oscuras ideas y llevan adelante su labor impura. Se ven así acosados por innumerables pre-ocupaciones que duran largo tiempo, durante toda su vida, hasta que mueren. Su meta más alta es el goce de los sentidos y piensan firmemente que eso es todo lo que hay. Se hallan atados por cientos de esperanzas vanas, … y, extraviados por múltiples y errados pensamientos, atrapados en la red del engaño, encadenados a los placeres de sus apetencias, caen en un infierno aborrecible” (BG 16:9-16). Y no ha de sorprendernos que, cuando ésa es la opción elegida en el ejercicio de nuestro libre albedrío, Dios diga: “a quienes eligen sus propios caminos y se regodean en sus horrores, les daré lo que ellos mismos han elegido” (Is 66).

   Pero, de la misma manera que la Ley de Dios para los mundos sin Presencia de Dios retribuye con horrores a quienes eso buscan, “Dios da Espíritu Santo a quienes se lo piden” (Lc 11:13), y, por añadidura, todo lo demás que necesitamos para vivir conforme al Reino de Dios y Su Justicia (Mt 6:32-33), de modo que los cinco colores no cieguen los ojos, y así, “porque era agradable a Dios, fue amado de Él, y como vivía entre pecadores fue trasladado. Se lo llevó para que la maldad no trastornara su inteligencia ni la perfidia extraviara su alma. Pues la fascinación por el mal anubla el bien, y el vértigo de la pasión pervierte a un alma limpia. Llegado a la perfección en poco tiempo, llenó el espacio de una larga carrera. Y pues su alma era agradable al Señor, por eso se apresuró a sacarle de un ambiente corrompido. La gente lo ve, pero no lo comprende ni se da cuenta de esto: que para los elegidos del Señor hay Gracia y Misericordia, y para Sus santos, protección” (Sab 4:10-15).

   La misericordia no es entristecerse con el triste, sino contagiarlo de nuestra alegría. Y tampoco es misericordia entrar en cualquiera de los bucles de las ansiedades, deseos terrenales, engaños, des-esperanzas, …, de quienes viven los mundos sin Presencia de Dios, dejándonos contagiar por ellos, sino contagiando del Espíritu de Dios a quienes quieren salir de esos mundos y alejándonos de quienes no quieren salir de ellos (Mt 10:12-14, BG 18:67-69). Así es el sabio respeto al libre albedrío, y “la salvación del mundo está en los muchos sabios” (Sab 6:24). Así pues, “os rogamos, hermanos, que amonestéis a los indisciplinados, que alentéis a los pusilánimes, que socorráis a los necesitados, que tengáis paciencia con todos. Mirad que ninguno devuelva a nadie mal por mal, sino procurad siempre el bien, tanto entre vosotros como para los demás. ¡ESTAD SIEMPRE ALEGRES! Orad sin cesar. Dad en todo gracias a Dios, porque ésta es Su voluntad en Kristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el Espíritu, no menospreciéis las profecías. Examinadlo todo y quedaos con lo bueno; huid hasta de la apariencia del mal” (1Tesal 5:14-22), “que ni siquiera se nombre entre vosotros” (Ef 5:3), porque “la fascinación por el mal anubla el bien, y el vértigo de la pasión pervierte a un alma limpia” (Sab 4:12), y tú debes ser primero en la Tierra como en el Cielo para poder Ser en el Cielo.




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